jueves, 1 de marzo de 2012

Ayuda a cambio de un control casi colonial.



Los líderes griegos expresan frustración e ira ante la rápida erosión de la soberanía de su país por los alemanes y los líderes de la Eurozona, pero no ven otra alternativa que aceptar el casi control colonial a cambio del paquete de rescate de 130 mil millones de euros. La capacidad de Grecia para tomar decisiones importantes para su futuro se está limitando mucho, ya que las decisiones sobre esos temas, como la elección del primer ministro griego, la fecha para las próximas elecciones generales y la supervisión de los gastos para el rescate, van a Berlín y a Bruselas…

Al parecer, el gobierno griego llegó a un acuerdo con sus prestamistas internacionales para recortar los 325 millones adicionales que le exigían desde Bruselas y el Fondo Monetario Internacional (FMI) para autorizar el segundo rescate del país. El ajuste, cuyo ahorro se notará ya este año, prevé reducción de gastos en Defensa, más tijeretazos en los sueldos y una rebaja en las jubilaciones, punto en el que Atenas se había mostrado inamovible en los últimos meses (...)

…El número de personas que dependen de ollas populares crece diariamente. “Las cosas van de mal en peor”, dijo Mary Piny mientras organizaba la distribución de alimentos en el patio de una escuela. “Si los sueldos se rebajan a 400 euros por mes, ¿cómo hará la gente para pagar la electricidad, los alimentos y el agua? Ya hay niños que llegan a la escuela con hambre, sucios y con piojos en la cabeza. El Ministerio de Salud debería ocuparse de ellos. El Estado no está presente para nada.” Ayudada por la Iglesia Ortodoxa Griega, Mary Piny alimenta a 1500 personas por día, la mitad de ellos griegos y la mitad inmigrantes.

Una anciana griega, que dijo llamarse Vasilia, afirmó que tenía una pensión de 300 euros mensuales como viuda desempleada, pero les daba esto a sus cinco hijos que estaban sin trabajo. La iglesia en su ciudad cerca del Pireo era demasiado pobre para alimentarla, de manera que tomaba un ómnibus todos los días para el centro de Atenas y conseguía un plato de porotos y lentejas en el puesto alimentario. Preguntada sobre su vida, dijo: “Sólo es un horror”. (Patrick Cockburn | pagina12.com.ar | 17-02-2012)

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