El PRD ya no
anda buscando votos. Su afán no está en convencer a los ciudadanos de las
virtudes de sus propuestas e ideas, que poco ha exhibido.
De los
partidos políticos y sus candidatos se espera sus visiones y propuestas con las
que esperan resolver los problemas que la sociedad reclama.
Ganar,
entonces, depende de la capacidad de los candidatos y los partidos de convencer
al pueblo de quién es el mejor candidato y sería por tanto el mejor presidente.
Lo que se
puede ver es que el candidato del PRD está más concentrado en ofender personas,
en denunciar dictaduras y fraudes o en promover huelgas en barrios y parajes, que
en buscar los votos necesarios para poder ganar. Cada voto importa, cada
persona tiene algo que decir en el proceso electoral. Y a ellas hay que acudir
y enamorar.
No
concentrarse en eso y privilegiar una campaña de desprestigio de la JCE hace sospechar que el PPH
anda por otros pasos, que no son los de la conquista del voto, sino los del
desorden.
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